A veces se pierde la fe y un arrebato de locura nos obliga a desconectar todo vínculo con la naturaleza de origen. La inmolación adquiere, entonces, sentido de purificación. OREJAS DE BURRO tuvo una época, un ciclo y un amor interrumpido a la palabra. Hoy renace, en la terquedad, el sueño y la esperanza, gracias a la flaca voluntad de una razón en la conciencia, que salva a las OREJAS del naufragio.
sábado, 21 de noviembre de 2009
ACCIDENTE
El tiempo le pasó encima: tenía en el rostro la huella de los años y una llanta atorada en la cintura.
2 comentarios:
Esa estuvo buena!
dese una pasadita por mi blog, no?
jajaja!
lo olvide!
Usted me conoce sabe?
Mister Berrones
A ver si sabe quien soy?!
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