jueves, 25 de diciembre de 2008

ESCOLÁSTICA

En el trajinar cotidiano, las cosas se suceden a veces sin el recato de la reflexión. La rutina es la repetición interminable de los rituales. El despertador marca la hora de arranque y surgen las mismas y trilladas frases del día: A bañarse; ya se está haciendo tarde; que les vaya bien; cuídate; buenos días; trajeron la tarea… Interrogantes o exclamativos, Mariel ha aprendido el secreto de estos formalismos y puede anticipar la respuesta esperada por su interlocutor. Pero hoy, su maestro de Español lanzó una imperativa frase al grupo que a Mariel la hizo dudar. Regresó a casa angustiada cuestionando a su madre:

-Mamá: ¿dónde se guarda el silencio?

Guillermo Berrones

2 comentarios:

Ileana dijo...

Me pregunto si la mamá pudo responder dónde se guarda.

P. D. Me gusta el tipo de letra.

° Marilyn ° dijo...

exacto!

alguna vez cuando nos pregunten "¿cómo estás?"
respondamos "mal, gracias" y lo veremos.

ja ja, buena reflexión!

Mariel es una niña lista!!

Saludos!