domingo, 25 de enero de 2009

LOS OCHO MISTERIOS DE HELENA




Menelao nunca conoció tan profundamente a Helena. Fue Paris quien descubrió el iridiscente espectro del alma de su amada aún antes de raptarla y llevarla a su natal Troya. Cuando por fin la poseyó en definitiva, desencadenando la persecución de los aquéos durante once largos años, ordenó a sus mejores artesanos que trajeran de allende el mar, oriente, septentrión y mediodía las más caras lajas de la pedrería reservada solo para tributo de los dioses. Y en el piso del tálamo nupcial construyó un círculo de colores vivos que reflejaban los ocho estados en que se manifestaba el temperamento de su amada. A la caída de la ciudad, los vencedores trataban de interpretar el significado de aquel círculo misterioso, símbolo del amor y de la espiritualidad de dos seres que se amaron intensamente hasta la muerte.

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