miércoles, 4 de febrero de 2009

MALDICIÓN

Una mosca ha entrado en mi boca. Es la misma que estuvo parada en la pared y luego en el violín de don Pedro Mier, vestida de corset. Me persiguió hasta San José del Bajío y se posó en el vaso desechable donde me prepararon un brandy con refresco de Cola. Qué ironía, cubatas en la tierra del tequila. Vino la lluvia y una granizada perforó el toldo que nos impedía mirar el cielo borrascoso de Jalisco. Había granadas y nísperos en aquel patio donde celebraban la jubilación de una prima olvidada hace treinta años, quien decidió apoltronar su destino en aquellas tierras. La mosca entró a mi boca en un trago de vino, chocó en el paladar, tocó alarmada la campanilla y una contracción esofágica deglutó aquellas alas entumidas. Se cumplió la maldición: debí mantener cerrada la boca.
Guillermo Berrones

1 comentario:

° Marilyn ° dijo...

me gustó!

a todos alguna vez nos a entrado una mosca en la boca, si no que se lance la primera piedra; lo que no todos, es poder decirlo de esa manera.

=)