A veces se pierde la fe y un arrebato de locura nos obliga a desconectar todo vínculo con la naturaleza de origen. La inmolación adquiere, entonces, sentido de purificación. OREJAS DE BURRO tuvo una época, un ciclo y un amor interrumpido a la palabra. Hoy renace, en la terquedad, el sueño y la esperanza, gracias a la flaca voluntad de una razón en la conciencia, que salva a las OREJAS del naufragio.
viernes, 1 de octubre de 2010
Tíos
Se llama Pablo y es mi tío el cojo de la familia Se llama Hilario y es mi tío el ciego de la familia Se llama Lázaro y es mi tío el que se levanta y anda.
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