A veces se pierde la fe y un arrebato de locura nos obliga a desconectar todo vínculo con la naturaleza de origen. La inmolación adquiere, entonces, sentido de purificación. OREJAS DE BURRO tuvo una época, un ciclo y un amor interrumpido a la palabra. Hoy renace, en la terquedad, el sueño y la esperanza, gracias a la flaca voluntad de una razón en la conciencia, que salva a las OREJAS del naufragio.
miércoles, 5 de septiembre de 2012
Jacalito
Mi padre construyó el jacal
con maderas tropicales de la montaña
trajo la palma real de las vegas de Treto
y tejió un techo de esmeralda
en una tarde amarillenta de noviembre
Fui de la mano de mi madre
y lo vi equilibrarse sobre el caballete,
bajar por el horcón de enmedio
y disfrutar los dulces de ajonjolí que preparó su mujer.
Después lo vi sarpear barro en las olorosas paredes de barreta
y las blanqueó con aguacal
era un jacal alegre
mi padre cantaba
mi madre trajinaba silbando
y había una ventana verde hacia el oriente
por donde alguna vez
se asomó un cometa esplendoroso.
Y entre el colorido de las cartulinas recuerdo que reía
pero también lloré, muchas veces, amedrentado
por el terror de las noches estrelladas.
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