domingo, 9 de septiembre de 2012

Perdida

No, señora, no está conmigo, está escondida en la bahía, devorada por los zancudos de septiembre resucitará al tercer día y multiplicará el vino de las botellas vacías y usted podrá mirar su renacer. Regresará cansada con los pies hinchados mitificando la peregrinación de Aztlán a Texcoco; pero volverá a sus misteriosas citas de media semana caminando con la sagacidad de Micaela deslizándose por los laderas de un torso cabalgando a pelo la pasión y bailará en calzones o desnuda como suele hacerlo cuando la invade la locura de vivir sin restricciones. Busque bien en los recovecos de su mochila escolar en los sueños dispersos de su almohada en el aroma de los restos de su café en el panfleto de la marcha de agosto busque, señora, busque en la fiebre del primer frente frío en las páginas subrayadas de sus libros en sus besos y en sus orgasmos en su risa y si la encuentra, antes que yo, no deje de avisarme.

No hay comentarios: