jueves, 6 de noviembre de 2008

SÚPLICA

Quisiera haber venido del mar
inundado de espuma
con la bravura de la sangre azul tendida en mi horizonte
traer la sal en grano hasta tu mesa
y un pez dorado de mirada triste.
Me ciega el iracundo embeleso del verano en tus ojos.
Pero no soy un pescador de redes ni de arpones
vine arrastrado por las aguas de un río que nace en la montaña.
Soy la piedra de la suerte en tu bolsillo
el talismán que te protege del espanto.
Déjame estar callado en tu vesícula,
anidar en tu riñón izquierdo
o dame un rincón en tu zapato.

No me tires al pedregal del abandono
ni me lances al océano del olvido
guárdame, si quieres, en el macetero de lo tréboles marchitos
donde caga el gato cada noche.
Guillermo Berrones

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